Nembutsu | la acción que lo cambia todo.
Ser capaces de honrarnos aún ante la incomodidad o el miedo existencial.
Saber que incluso ante el proceso de un gran sufrimiento
nunca estamos solos.
Pertenecemos a la vida
y a su inmensa posibilidad de cambio y alivio;
de espacio y cariño;
de luz y sentido.
Hoy crece en mí, como una flor, la incertidumbre de no saber hacia dónde ir. Misma que me recuerda que la vida no depende del ayer o del mañana, sino del hoy, hoy, hoy.
Al escribir esto, recuerdo como un eco la hermosa frase de Shinran Shonin, el fundador del budismo Jodō Shinshū la verdadera escuela de la Tierra Pura.
«Somos herederos de nuestras propias acciones, somos herederos de nuestro paso presente».
PUM POW KNOCK OUT!
Pues creo que nada, nunca, me ha golpeado tan ferozmente el alma como este aforismo. Fue un gancho directo al pecho el cual me despertó no solo sensorialmente, sino ontológicamente hacia un verdadero progreso. Puesto qué, si lo analizamos, podemos notar que cualquier excusa que se dé, es un freno, o en algunos casos, una daga que perfora al corazón para dejarlo sin perspectiva o señales de esperanza.
Ahora bien, para establecernos desde una presencia tolerante, disponible y responsable quiero dar entrada a esta preciosa gema del budismo japonés: nembutsu cuyo propósito me va a permitir explicar el anidar de un nuevo comienzo basado en el sentido y sentir de la auto relajación y la claridad existencial.
Por tanto, comencemos por su esencia y significado.
NAMO AMIDA BUTSU | 南無阿弥陀仏 | el renacer primordial 🟣
Namo | del sánscrito Namas que significa reverencia, entrega plena.
Amida | unión de las dos palabras en sánscrito Amitabha (luz infinita) y Amitayus (vida ilimitada).
Butsu | buda primario, quien guía al ser a su refugio verdadero con entera compasión, gracia y sabiduría universal.
Está pequeña frase es en sí la luz de un consciente despertar. El hermoso mantra de la energía universal, completamente sencilla y espaciosa, que no quita o agrega nada; pues, que es suficiente y absolutamente bendecida.
De esta manera, el nembutsu, transforma inmediatamente el proceso emocional del ser que la recita. Es una práctica diaria que crea un cambio honesto y radical. Es la oportunidad para comenzar de nuevo, dar un salto de confianza y abrir el cuerpo y la mente a una realidad desenmascarada sin la necesidad de una promesa o meta a futuro.
El nembutsu no es una petición hacia algo, sino un reconocimiento hacia alguien a quien todos llamamos: vida. Es un campo fértil y humilde de donde nacen las flores de la gratitud. Es precisamente el viento que despeja toda confusión y pasa de lo superficial a lo profundo; de lo condicionado y negligente, a lo libre y dispuesto.
El nembutsu es un encuentro con la esencia creadora, y al mismo tiempo, un reconocimiento de su eterna y radiante presencia en el corazón del ser vivo.
Hallar esta frase, es hallarse en la vía realizada, natural y completa de la existencia presente.
parinīspanā como dicen los textos antiguos del Yogācāra.
Ahora, explicado el sendero del renacer primordial, pasemos a otra hermosa gema del jodō shinshū, llamada: shinjin. Pues recitar el nembutsu es una cosa, pero convivir en su inmensidad y misericordia, es otra. Por tanto, comienzo por el significado de este maravilloso concepto que complementa con amor y virtud esta poderosa frase.
Shinjin es fe, pero no como normalmente la conocemos. Es una fe arraigada en la responsabilidad que tiene todo ser sintiente sobre su cuerpo, mente y energía consciente.
Abrirnos a la noble generosidad de la fe.
Misma que nos muestra el precioso significado
de bajar la guardia,
abrir las alas
y respirar ligero.
Pues shinjin, no es una acción de resistencia, sino una acción de total relajación, compromiso y entrega. Es permitirse ser, estar y caminar con levedad. Por tanto, es una fe muy difícil de habitar, más no imposible. Realmente y en toda su entereza, es tomar asilo en la promesa de la tierra pura. Y con esto no me refiero a un lugar inexistente o imaginado; sino a nuestras facultades sensoriales y tangibles como seres humanos.
Shinjin es tomar presencia y no pasar de largo. Sino asentar nuestra atención para honrar la vida con la verdad, aún siendo esta difícil de aceptar. Así pues, es darnos el espacio y el tiempo necesario para conocer el valor de lo que somos más allá de lo social, laboral y/o semántico.
Shinjin es una fe que respeta el presente, apoyándolo con la acción necesaria para ser desde el hermoso mérito de la aceptación y la simplicidad. Es el cobijo que comienza sin juicio ante la situación que se presenta. Es la tranquilidad que llega porque se compromete consigo misma a liberarse sin ignorar sus necesidades vitales.
Shinjin es trascendencia expresada mediante la pausa y la confianza en uno mismo y en la vida que lo sostiene a todo. Es una respiración determinada, paciente, lúcida y profunda que abre espacio para el bienestar existencial.
Eso sí, tengamos siempre presente que no existe devoción sin devoto; o devoto sin devoción. La frase necesita de la virtud y la virtud necesita de la frase para encaminarse y cederse a la claridad y a la realización de lo no conceptual.
Comprendido esto y para finalizar nuestro artículo, solo me queda decir que ofrendarse con todo el corazón al camino de la tierra pura es ahondar en la vasta y compasiva perspectiva del dharma y del budismo mahayana. Nos releva plenamente y permite tomar parte de la bondad natural e incalculable de un Buda iluminado.
Vivir
desde el hermoso permiso para ser
sin la presión de tener
que demostrar algo.
Vivir
desde la kármica responsabilidad para hacer
de nuestra vida
verdaderamente nuestra.
Namo Amida Butsu.
A. A. A.